29 septiembre 2009

Jornada de difusón "Con la nueva ley Hablamos Todos" Miércoles 30 de Septiembre.

Ley de medios y libertad de expresión.

Por Germán Epelbaum

Se le llama Libertad de Expresión al derecho que tenemos todas las personas, sólo por ser humanos, de expresar nuestra ideología y lo que queramos decir libremente siempre y cuando no sea una ofensa injustificada o una calumnia.

El poder expresarnos hace nos permite reproducir nuestra propia subjetividad, que otros escuchen nuestra voz, y sean ellos entonces los que juzguen libremente si están o no de acuerdo con lo que pensamos. Hace que lo sepan y no sean presas de la ignorancia de una única versión de los hechos que se impone.

Este derecho, al que pareciera nadie puede oponerse, se da en la vida real -como todos los derechos- de una forma política y polémica. La única manera de que se dé fácticamente este ideal abstracto de “Libertad de Expresión” en un mundo donde existen fuerzas desiguales y antagónicas, es bajo la tutela de un Estado que garantice y regule los mecanismos para que todos podamos difundir nuestra voz.

En un lugar de nuestra Patria Grande (es decir, América Latina), una tiranía parecida a aquellas que otrora nos acechaban constantemente, ha usurpado un poder legítimamente construido y otorgado por la masa popular. Es que los grupos concentrados, tanto allá como en nuestro país, no toleran un Gobierno que luche por el bien de todos sus habitantes y priorice a los más desprotegidos. Apelando, como tantas veces se ha hecho acá, al bien común y a la Constitución, se ha desatado un Gobierno que sólo piensa en reproducir el statu quo y en reprimir ferozmente al que se le oponga.

En Argentina, los supuestos paladines de la libertad de expresión han participado en aberrantes masacres ocultándolas o camuflándolas. Al igual que en Honduras, lo que realmente les interesa es la defensa de la propiedad privada. Nunca defendieron la democracia cuando esta se vio amenazada, y sí apelan a ella cuando quieren atacarla.

El caso de Honduras no nos debe ser ajeno ni indiferente. Es otro de los tantos ejemplos de las atrocidades que se pueden hacer en nombre de la Democracia. Más que nunca, al ser esta atacada en algún lugar de nuestra Patria Grande, o al revivir los malditos dinosaurios que disfrazan su ambición capitalista de derechos civiles,

DEBEMOS LUCHAR PARA QUE TODAS,

TODAS LAS VOCES SEAN ESCUCHADAS.

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