15 septiembre 2009

MARCHA: 13hs, 7 y 54


El país padecía los años de plomo. La primavera sólo estaba en el almanaque. El clima político y social era gélido. La muerte
andaba suelta y la vida estaba abaratada por el terrorismo de
estado. El establishment (Sociedad Rural, Unión Industrial) se
solazaba con las medidas de Alfredo Martínez de Hoz.
Sobre la matanza se iba a montar las bases de un nuevo modelo
económico, el Neoliberalismo, que tocaría su máxima expresión
en la Argentina en los años '90, hasta colapsar en 2001.
El 16 de septiembre de 1976, en la Plata, en un nuevo aniversario de la Revolución Fusiladora que derrocó al gobierno Peronista en 1955, se iba a consumar “La noche de los lápices”. Diez estudiantes secundarios de La Plata son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. La mayoría de ellos eran militantes políticos de la organización peronista Unión de Estudiantes Secundarios (UES).
Tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el
Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejercito y la Policía
de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el
general Ramón Camps, que calificó al suceso como lucha contra
"el accionar subversivo en las escuelas".
La mayoría de los chicos asesinados eran jóvenes con un profundo compromiso social, tal que sin importar la comodidad de su posición económica, estaban decididos a ayudar en lo que pudiesen a todos aquellos que los necesitasen, en lo que ellos pudiesen dar, aunque sea una mano amiga y compañera. A pesar de su corta edad tenían muy claras sus convicciones políticas y estaban dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias por ver sus sueños tan nobles y honestos hechos realidad. Y así sucedió, se convirtieron en un símbolo de la lucha estudiantil a partir del decimosexto día del noveno mes de 1976, amanecido aquel gobierno antipopular y terrorista.

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